martes. 30.04.2024
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De lobos y humanos

La Península Ibérica tiene el privilegio de poseer la mayor concentración de manadas de lobos de la Europa Occidental, un privilegio que se ha mantenido en el tiempo y en la historia de las relaciones del ser humano con el resto de la biodiversidad que le rodea. Posiblemente, la coexistencia entre el lobo y el hombre sea de las más complicadas en pleno siglo XXI, y en unos territorios tan urbanizados y tan poco adaptados a la preexistencia de depredadores que compiten en la cadena alimenticia con el ser humano. Con todo, el lobo es una joya de la fauna europea, según WWF en su informe Lo que el lobo nos da, una ONG para la defensa de la naturaleza y el medio ambiente. 

El lobo lleva entre nosotros desde tiempos ancestrales y desde entonces ha sido perseguido y exterminado en numerosos territorios de la península. Pero también ha sido objeto de fábulas, cuentos e historias que forman parte de la cultura de esos territorios: ha sido un símbolo de poder y también el símbolo más absoluto del terror a la hora de infundir miedo. Pero en realidad, el lobo es el mejor indicador medioambiental que puede existir, ya que regula el numero de animales enfermos en la naturaleza, controla plagas y favorece el desarrollo de la vida en los bosques.

El ser humano no tienen más remedio que convivir con él y en ocasiones el lobo ataca a los rebaños de ovejas, a las vacas y los terneros, con el consiguiente daño y perjuicio para pastores y ganaderos. La Sierra de La Culebra, en Zamora, es donde encontramos la mayor y mejor cantidad de manadas de lobos. En este territorio el ser humano lleva siglos conviviendo con el animal y está muy bien adaptado a ello gracias a que protegen a su ganado con perros mastines, los cuales son los mejores compañeros para efectuar dicha tarea por la noche en cuadras o corrales. Tras muchos años, el lobo ha retornado a territorios como las sierras de Ávila o los alrededores de la sierra de Madrid. En estas zonas los pastores no estaban acostumbrados a su presencia, por lo que la convivencia con el lobo se ha convertido en un problema.

El lobo ha vuelto a ocupar territorios que habían perdido, en parte, a consecuencia de la despoblación de muchas de esas zonas y de la necesidad de expandir su territorio de caza. Por ello, si no encuentra obstáculos, volverá a su origen. El lobo no es un problema, es una riqueza natural de nuestra biodiversidad y está en nuestra manos protegerlo para evitar su caza indiscriminada.

Las administraciones deben ayudar con eficacia a aquellos pastores y ganaderos que sufran pérdidas a causa del lobo ibérico: es la única manera de favorecer una convivencia pacifica entre este animal y el ser humano. Hasta 2021, cuando el lobo fue incorporado por ley al Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, en España se permitía su caza en la franja norte del país. De esta manera, está totalmente prohibido cazar lobos en ninguna comunidad autónoma y, sin embargo, dicha ley no resuelve el problema de la convivencia. Ganaderos y cazadores se han opuesto a esta ley e incluso piden la exterminación total del animal. 

Para lograr una buena convivencia entre el lobo y el ser humano, la administración debería proteger al sector ganadero con más ayudas económicas y procesos más ágiles y justos para reparar las pérdidas ocasionadas por el ataque del lobo. Las asociaciones ecologistas coinciden en este punto de vista, pero añaden que el principal problema de ganaderos y pastores son, en realidad, el alto precio del gasoil, de los cereales y el exceso de intermediarios, entre otros.

De lobos y humanos es un trabajo sobre el territorio que habita el lobo, un recorrido por el paisaje, cultura y personas que conviven cada día con este animal, situado en la cúspide de la cadena trófica. Son territorios hostiles en proceso de despoblación y donde las condiciones de vida son cada vez más duras. Estas gentes resilientes son las más cercanas a este tótem de la naturaleza, una riqueza natural que debemos proteger y admirar.

De lobos y humanos