Una investigación realizada por la estudiante de Periodismo de la Universidad CEU UCH Rosa Estevan constata que la víctima de La Manada fue denigrada en redes sociales por los lectores de diferentes medios de comunicación. Fueron analizados en torno a 17.000 comentarios correspondientes a 540 noticias relacionadas con el caso. Los resultados se revelan alarmantes: se justificó, en numerosos casos, que la violación (entonces catalogada como agresión) era legítima al no haber resistencia; se criticó la respuesta mediática contra los cinco integrantes del grupo de violadores y se "observó" la ausencia de secuelas físicas de la víctima como causa de que existía una conspiración mediática para condenar a los agresores.
Asimismo, parte del argumentario justificativo de los hechos acaecidos el 7 de julio de 2016 en los San Fermines de Pamplona se basa en el discurso político instaurado por ciertos partidos políticos en el debate público en torno al debate sobre el porcentaje de denuncias por violencia de género falsas. Vox azuzó los fantasmas de las denuncias falsas y eso ha llevado a que cientos de personas catalogaran a la víctima de La Manada de mentirosa.
El estudio también analizó si el lenguaje utilizado por los medios fue el apropiado. Aunque se desconocen los medios analizados, la autora constata que "la deslegitimación de la víctima no se ha detectado en el relato periodístico". Los artículos correspondientes fueron contrastados con los manuales de estilo y códigos deontológicos de la profesión, entre ellos el de la Federación Internacional de Periodistas (FIP), el de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) y el de la Unió de Periodistes Valencians.
Elvira García de Torres, responsable tutelar de la investigación y directora del Observatorio de Investigación en Medios Digitales OIMED, perteneciente al Ministerio de Economía, ha recalcado que deben seguir estudiándose estos casos para mejorar el riesgo de "doble victimización" que pueden generar las actitudes de los lectores en la sección de comentarios de las noticias. Asimismo, los medios de comunicación deberían hacer públicas sus normas comunitarias y restringir los comentarios ofensivos, denigrantes o que puedan resultar lesivos o vejatorios para las víctimas en aras de conseguir unos espacios de intervención periodísticos más justos.
