viernes. 29.03.2024

El pasado 5 de noviembre los polacos votaron en segunda vuelta a los representantes locales de 649 municipios. La primera vuelta ya auguraba una fuerte división ideológica en el país eslavo: las alcaldías más importantes, entre ellas las de Varsovia, Poznan y Łodz, acabaron en manos de la coalición formada por Plataforma Cívica y Nowoczesna, el bloque liberal pro-europeo opositor a Libertad y Justicia (PiS por sus siglas en polaco). PiS, sin embargo, triunfó en los territorios más empobrecidos y rurales del este del país, donde las campañas sociales y el discurso nacionalista y católico han calado con fuerza.

La segunda vuelta ha consolidado a la izquierda en Cracovia a manos de Jacek Majchrowski, quien ha sido reelegido por quinta vez en la ciudad más pro-europea y cosmopolita de Polonia. En Gdansk, territorio que vio nacer el movimiento Solidaridad durante los años ochenta, ha ganado el independiente liberal Pawel Adamowicz. El territorio polaco queda, pues, dividido en dos grandes bloques: el rural del este, bastión en el que se refugia el PiS, y el occidental pro-europeo, cosmopolita y más poderoso económicamente, donde los liberales encuentran su esperanza de cara a los próximos comicios europeos de mayo de 2019, así como para las elecciones generales de noviembre de 2019. Una polarización parecida a la de las elecciones de 2015 (ver gráfico). Aunque el PiS ha considerado los resultados favorables, es evidente que su discurso ha perdido fuerza en los últimos tres años.

Las razones del ascenso de Libertad y Justicia

El PiS ascendió al poder en 2015 con una mayoría absoluta en el Sejm, el equivalente al Congreso de los Diputados en España. Según el historiador José Luis Orella, hay varios motivos esenciales para explicar su triunfo. El primero es que su discurso ha sido más realista que populista. “Se trata de un partido que tiene un programa muy social y que plantea la creación de ayudas para aquellos que han sido víctimas de la crisis, como pueden ser los sectores de elevada edad, el sector rural, el campesinado, el funcionariado e incluso algunos polacos que viven en el exterior”. Esa imagen de apoyo social es lo que atrajo, tres años atrás, a tantos votantes.

Otro motivo es el rechazo de parte de la población a la supuesta intromisión de la Comisión Europea en asuntos nacionales. El país siempre ha estado vinculado a su identidad nacional y religiosa. De hecho, Polonia es uno de los países más católicos del mundo, con más de un 80% de la población que se declara creyente. Tiene una gran identidad social, nacional y moral. Junto a Hungría y Francia, es uno de los países más nacionalistas de Europa. "Los polacos sienten que deben ser libres para valorar si realmente deben o no cumplir ciertos comportamientos”, añade Orella. Ese aspecto de soberanía limitada que parece imponer la Unión Europea ha despertado recelos en algunos polacos, que han preferido votar a un partido nacionalista garante de sus tradiciones que a otro que cede ante las exigencias internacionales, como ocurrió con Plataforma Cívica (PO), anterior partido en el Gobierno, del que Donald Tusk, actual Presidente del Consejo Europeo, fue líder entre 2007 y 2014.

El triunfo del PiS sobre Plataforma Cívica (PO) tiene su razón de ser: “Por un lado, PO es un partido institucional europeo que cree en el eje franco-alemán; por otro, ha sido muy neoliberal, lo que atrae la simpatía de los sectores más urbanos y jóvenes que se han educado en un sistema moderno y que son muy emprendedores”, explica Orella. Los fuertes casos de corrupción internos del partido y la necesidad de reforma gubernamental, además del rechazo hacia la irrupción de intereses extranjeros en su sistema, han llevado al pueblo polaco a optar por una derecha conservadora y nacionalista que garantice sus raíces cristianas, su identidad nacional y su independencia respecto a los dictámenes de la Unión Europea.

“En los campos económicos, administrativos y judiciales, los tratados internacionales deben tener validez, pero solo si no afectan a aspectos que tienen que ver con el elemento sustancial de una nación", defiende Orella. Por ejemplo, el tema del derecho a la vida, que "corresponde a la soberanía moral de la nación y que es contrario a su identidad nacional”. A este respecto, la Unión Europea, que sigue una política de liberalización del aborto, ha criticado a Polonia, que tiene una de las legislaciones más restrictivas en esta materia. Solo pueden abortar las mujeres cuya vida peligra por culpa del feto, en caso de violación o incesto o si existen graves malformaciones en el nonato. En el resto de casos, está terminantemente prohibido, lo que para Amnistía Internacional ha convertido la legislación polaca en una de las más estrictas de Europa.

Lucha contra la Unión Europa

Leonard Maciejewski, ex-gobernador (starostą) del voivodato de Cuyavia-Pomerania (una de las 16 regiones en las que se divide la República de Polonia), parece confirmar esta intromisión de la UE en áreas tan dispares como la agricultura o las finanzas. “Hay una sobreproducción de leche y de trigo, y la Unión Europea dice que hay topes sobre cuánta leche y trigo debemos producir, porque si se produce de más, no lo va a comprar. Esto enfada a los agricultores, que no saben qué hacer con el excedente producido”, explica Maciejewski. “También hay cada vez más empresas privadas, tanto nacionales como extranjeras. La mayoría las han comprado los alemanes y los ingleses. Muchas firmas polacas han dejado de ser nacionales y se han convertido, como el banco polaco PKO, en un amalgama de accionistas de diferentes países”. Esta globalización y avance de la multiculturalidad choca frontalmente con el espíritu nacionalista polaco, que recela de los intereses extranjeros y que prefiere mantenerse independiente.

"Los medios de comunicación están mezclando cuestiones y juzgando con generalizaciones", explica Orella respecto a que algunos medios cataloguen como partido de extrema derecha y totalitario a Libertad y Justicia. "En los países meridionales los partidos de derecha más radicales pueden ser nostálgicos de los regímenes autoritarios que sobrevivieron hasta los setenta, como el de Portugal o el de España. La europa nórdica y la Europa central son distintas. Un derechista alemán no tiene los principios ideológicos de un derechista húngaro o un derechista polaco", señala. "Otra cosa es que desde la Comisión Europea se esté diseñando una futura sociedad europea con unos determinismos y unas pluralidades concretas que pueden chocar contra países que han luchado contra totalitarismos y que ahora no quieren ser completamente homogéneos respecto a los demás".

Aunque algunos medios lo ponen en duda y las tensiones entre el Ejecutivo polaco y Bruselas se han vuelto insoportables, Maciejewski no cree que el denominado como polexit (en referencia al brexit), se vaya a convertir en una realidad. Señala que desde que en 2004 Polonia entró en la Unión Europea se han beneficiado de numerosas ventajas: inversiones en telecomunicaciones, hospitales, carreteras y educación. "Polonia ha tenido que pagar mucho por todo eso, pero a la larga ha salido muy beneficiada", cree el ex-político.

Acogida de refugiados

Otro de los asuntos que más polémica han generado en la UE tiene que ver con la negativa del PiS a recibir la cuota de refugiados impuesta por Alemania. "Hay que buscar un equilibrio justo", señala Orella. "Si a la gente polaca les hablas del sentimiento de solidaridad, no tienen ningún problema, precisamente porque tienen una cultura como refugiados", y recuerda que el nivel de paro, que antes estaba en un 14% y que en los últimos tres años se ha reducido al 6%, es otro de los problemas por los que muchos se niegan a recibir refugiados: muchos jóvenes han tenido que emigrar por falta de recursos y el Estado no puede permitirse mantener a gente de fuera.

Mientras, Maciejewski alude a la religión para explicar el rechazo de buena parte de los polacos: "Muchos ven este asunto desde el prisma de la religión y las costumbres; nosotros resolvemos los problemas a nuestra manera, y las raíces culturales de estas personas no están bien vistas por muchos en Polonia. El rechazo a la población musulmana no viene por su cultura, sino porque muchos no conocen el idioma, no están preparados y el Estado tiene que mantenerlos cuando hay tantos de los nuestros fuera del país", añade el ex-político, que también fue miembro del Consejo Nacional del Partido Comunista bajo el mandato de Wojciech Jaruzelski. También recuerda que han acogido amplios cupos de refugiados cristianos y a numerosos ucranianos y kazajos, algo que habitualmente no se publica en los medios de comunicación.

 

La sanidad y la baja natalidad

La sanidad es otro de los asuntos que llevó al PiS a ganarse el voto del pueblo. Maciejewski explica que para ir a una serie de especialistas debías esperar durante mesas (casi años) para ser atendido. "Si quieres ir a un endocrino, lo más probable es que tengas una lista de espera de entre seis meses y dos años. Yo tengo cataratas y me dijeron que me podían operar dentro de tres años. Pueden parecer asuntos de poca importancia, pero cuando se trata de algo grave puede convertirse en una cuestión de vida o muerte", explica. Las causas de esta precariedad se encuentran en la falta de expectativas laborales en Polonia: la mayoría de jóvenes especializados emigran porque fuera ganan más dinero y tienen mejores condiciones laborales. Por tanto, los serivicios sanitarios están bajo mínimos. Además, el envejecimiento poblacional es muy alto.<

El PiS también promovió una política de natalidad muy fuerte con el programa 500+, que daba un incentivo económico mensual a todas las parejas jóvenes que tuviesen un hijo hasta la mayoría de edad. El vicepresidente de Nowoczesna, Witold Zembacsynski, opinó que el programa es "injusto y opresivo para la clase media" y que no tiene nada que ver con la realidad que prometieron, según informa el portal Noticias de Polonia. Nowoczesna indica que ellos crearán el programa Familia Activa: "Habrá más dinero para aquellos que estén activos", señala, pues "500+ no fomenta la actividad profesional de los padres". A pesar de las críticas ajenas, la Oficina Central de Estadística (GUS) indica que de 2016 a 2017 aumentaron en 20.000 los nacimientos (402.000 en total), lo que resulta un dato muy positivo.

A pesar de las ayudas recibidas por la Unión Europea para subsanar las carencias económicas del país, la relación entre Polonia y Bruselas se ha deteriorado en los últimos tres años. Los amagos del PiS por controlar la libertad de prensa y el poder judicial (tema del siguiente artículo de esta serie sobre Polonia) han llevado a la Unión Europea a la amenaza: vetar al país eslavo de derecho a voto en asuntos comunitarios. Algo que parece improbable porque se necesita la aprobación de todos los países de la UE, entre ellos Hungría, que ha vivido la misma deriva ultranacionalista que Polonia desde la llegada de Viktor Orbán, que ya se ha negado a apoyar el veto. Desde entonces, los medios de comunicación internacionales y la propia Bruselas, capital de la Unión Europea, han puesto el punto de mira en la supuesta deriva autoritaria del partido presidido por el expresidente Jarosław Kaczynski. Que el ascenso del PiS esté justificado no implica que sus actuaciones posteriores sean legítimas.

PORQUE CREEMOS EN EL PERIODISMO DE CALIDAD
Debido a algunas confusiones en redes sociales, el equipo de Perro Come Perro se ve obligado a emitir una nota aclaratoria. Todas las veces que se hace referencia a "nacionalismo" en el artículo se hace bajo la siguiente definición: "Sentimiento fervoroso de pertenencia a una nación y de identificación con su realidad y con su historia" (diccionario de la RAE) y no a otras variantes o interpretaciones de nacionalismo. Al parecer, en polaco, hay dos términos muy parecidos que tienen definiciones muy dispares: Narodowy y Nacjonalistyczny. El primero se traduce como "Nacional", y su definición es parecida a la propuesta por la RAE. La otra, literalmente, se traduce como "Nacionalista", pero está mal vista porque se asocia a una ideología supremacista del Estado sobre otras naciones y culturas, cuya variante extrema sería el chovinismo. A esta última no nos hemos referido en ningún momento.
Polonia: las razones del ascenso y consolidación de Libertad y Justicia